Aunque me apee al borde del
camino solo es para ver el paisaje, no creas amigo que me he rendido; Cuando
veas que mis pasos van lentos, es porque quiero escuchar los tuyos, tu ritmo me
invita a proseguir; Si ves que me retraso, no creas que me he perdido, solo
quiero saber si estás atento, por mimos, ya sabes; Si alguna vez flaqueo en
conseguir la cima, no te preocupes por ello, ya sé como recuperarme y, sobre
todo, la cumbre no es la meta.
El tiempo me respalda, la
experiencia me protege y tu compañía me refuerza. Pues lo andado queda atrás,
ya no recuerdo aquellas huellas. Las únicas, las vigorosas.
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