Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

domingo, 19 de abril de 2020

Día 36.
18/04/2020
Echo de menos las miradas.
Las palabras las conservo; están más que nunca en los libros, los que leo o leen los escritores en las redes sociales. También las que se hallan en las charlas de las videollamadas que nos salvan de las distancias, y las conversaciones de los variados grupos de wasap, que me acompaña a ratos. Incluso, tengo en el trabajo, desde casa, palabras, pero sin miradas. Y aunque en ocasiones soy habladora, en otras me gusta el paseo silencioso, pero hoy me di cuenta que no están los ojos como antes y se habla sin ellos.
Y echo de menos las miradas: tiernas, despistadas, cansadas, atentas, las dormidas y ojerosas o las coquetas de pestañas pintadas. Además, las arrugadas por los años, o la pequeña y morena del niño bonito, más aún.
Hoy, echo de menos las miradas: hablar con la palabra y no ver.
Seguimos y mucho ánimo amigos.
Me quedo en casa.

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