Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

sábado, 23 de julio de 2016

Observo mi cuerpo y reparo en mis manos, los dedos. Mientras los muevo sin sentido me invade una extraña incertidumbre. No es la primera vez que me ocurre. Hay otras ocasiones donde ha surgido, si bien, con otras partes del cuerpo, como los pies, lo muslos o incluso mi torso. Pero hoy son mis dedos. Tan llenos de vida, ligeros y delgados. Y tras la expectación al mirarlos me posee una cuestión.
Cuando dejen de ser.
¿Qué quedará de su movimiento?

(23/07/2016)

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