Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

miércoles, 27 de noviembre de 2019


(04/11/2019)
Hoy eché de menos ver a mi padre.
Sentí su ausencia, tan intensamente que casi me quiebro. Pero sonreí, se que es leve, que pasará como la ligera bruma en los montes, en Anaga, su tierra.
En ocasiones, su serenidad me aplacaba, me envolvía de paz y recuperaba el aliento. Porque no soy fuerte, no soy coraje. Soy espuma, aire salado.
Eché de menos su mano templada que la extendía para ofrecerme, a mí, la calma, él, cariño.
Hoy lo vi en mi memoria, con su mirada amplia, limpia de mal, casi creí que estaba cerca, a mi lado.

Hoy, rememoré a mi padre y creo, sí, que vino.


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