Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

martes, 30 de mayo de 2017

A veces ocurre que un sonido aparece fantástico y no sabes por qué. Así me ocurrió no hace mucho cuando anduve por el PR 43 que pasa por el volcán Chinyero, muy visitado, por cierto. Una parte de él es malpaís; guapo negro. Las coladas de lava forman parte del paisaje y ellas de mi razón de un bienestar pasajero. Mis pasos, acompasados por un sonido característico al pisar el picón, nada del otro mundo para el que sepa de qué estoy hablando, pero aquello me fue llenando de una sensación agradable como si me embriagara. Un extraño placer chiquitito me acompañaba en ese tramo y yo cuando fui consciente me dije, estás muy mal Cande.  Del placer a la duda y después a la preocupación. ¿Estoy tan mal? Pero no, aun no lo estoy del todo, supe de inmediato qué ocurría. Tan sencillo, tan evidente para mí que de la leve angustia desapareció para recuperar una vez más mi sonrisa. Aquél rugir a mis pies se asemejaba al mismo que se produce al caminar en la nieve. Cruje, otro placer aún más grato que me trasladaba en el tiempo; aquellos buenos momentos.

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