Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

sábado, 1 de abril de 2017

Olía a bar.
Caminaba tambaleándose y arrastraba las miradas ajenas no solo por sus andares torpes y lentos, sino porque no hacía mucho iba erguida y templada. Las dudas sobre aquella mujer no tardaron en brotar ¿Qué le habrá pasado? Antes, no hace mucho estaba bien. Pero no ocurrió nada más que cuchichear. Después, cuando se había ido, pregunté si sabía qué le había pasado-- No sé, pero olía a bar.
Olía a bar. Una frase elegante que nunca antes la había escuchado y me la guardé repitiéndola a mis adentros y olvidándome de aquella señora. Ahora que recuerdo de nuevo las palabras, casi poética como olía a mar, a primavera y me digo con cierto arrepentimiento, si tenía que haberle preguntado a ella -- ¿Necesitas ayuda?


No hay comentarios:

Publicar un comentario