Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

jueves, 30 de marzo de 2017


No sé si siempre sería así, no lo recuerdo, pero el caso es que el ruido me molesta ahora soberanamente. Y lo peor de todo es que a los demás parece ser que no. Solo a mí. Observo como revolotean cómodamente por los espacios con la cacharrería del día a día. A ellos no les afecta porque les veo a gusto con sus quehaceres. Encima y para más inri, yo me voy transformando con el paso del tiempo en una impertinente serpiente venenosa. Eso ni me gusta ni me disgusta, la verdad.
- ¡Silencio! - grito, pero para mis adentros porque no tengo voz para hacerme oír entre tanto ruido.
(Foto: San Sebastián 2013)

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