Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

miércoles, 26 de octubre de 2016

 ¿Llegó la hora? Adiós montaña.
Una vez quise abandonar, se había cumplido uno de mis sueños, no el más importante, pero sí de los casi imposibles. Y me apresuré a dejar ese camino una vez logrado la cima y buscar otro sendero diferente. Pero no lo llevé a cabo y los años se sumaron a más experiencias, todas llenas de vivencias extraordinarias. Ahora, en este momento, aquí, acomodada en mi rincón caótico aparece otra vez esa sensación de dejarlo, de dirigirme por entero a la senda también anhelada. Y me veo, con la cautela y el disimulo, suave y de puntillas alejándome de todo ello. Con el fin que nadie se percate, si bien es cierto, que nadie lo advierte.
Esa es la parte desventurada de todo esto.

1 comentario:

  1. espero y deseo que no abandones nunca, cualesquiera que sean tus sueños, al contrario sigue con ellos y enseña tus vivencias y tus experiencias, seguro que tienen mucho valor y nos pueden servir también a los demás...todo es compatible si uno se lo propone y compatibilizar y compartir diferentes sueños y diferentes experiencias puede enseñar caminos al que los ha olvidado

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