Mientras tomo mi rutinario, pero no por ello menos exquisito
cortado de leche condensada, justo en mi descanso del trabajo. Mi mano remueve
con ceremonia la cucharilla, dando vueltas en círculos con el clic clic. Al
mismo tiempo miro a mi derecha y veo a una señora algo entrada en edad, pero
bien conservada y, además, de buen ver. Pienso para mis adentros si llegaré a
tener ese aspecto saludable cuando sea (más) mayor y sonrío. Ella, con una
elegancia de cuna, porque eso se nace, pasa las hojas de la prensa sin prisa,
cosa que envidio, y me digo, a más edad menos
prisa. Entonces me dispongo a tomarme calentito mi cortadito y continúo
fisgoneando a la señora. La barra solo la ocupamos ella y yo, nos separan tan
solo tres asientos, los demás clientes de la cafetería están repartidos por las
mesas y nos acompaña el murmullo habitual de esas horas de la mañana. Me doy
cuenta, en mi curiosidad que posa su mirada con extremo interés en una de las
páginas y me alongo discretamente para ver qué le ha despertado tamaño interés.
¡Las esquelas! exclamo con grito, pero en mi mente. Toda llena de cruces y
fotografías de los difuntos. Supongo que en busca de algún conocido. Me
recompongo en el taburete y abandono a la mujer en su búsqueda y termino el
sorbito delicioso que aún me queda. Si
bien, esa escena me hizo recordar aquella extraña costumbre de adolescente. La
de mirar las páginas funerarias de los fallecidos, sus edades, y todo dato que
por aquel entonces el huroneo me cautivaba. Esa época rara mía que ahora
memorizo y me digo. Qué siniestra. Y me invade la duda de si albergo algo aún
de esa funesta chifladura.
(río a carcajada).
Parte del acervo cultural que sin duda, heredamos de nuestros padres y abuelos. Nunca entendí la razón, pero.... he ahí que pasan los años, y si en más de una ocasión ya me he visto y oído actuando como mis padres, incluso pensando como ellos, sin duda, está próximo el que me puedas ver en cualquier barra de un bar revisando las necrológicas de algún diario local.
ResponderEliminarEspero que cuando eso pase Jose, me invites a una caña. Un abrazo.
ResponderEliminarbuffff....viva la vida!!!!
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