Una vez me
vi mendigando recuerdos.
Me vi rebuscando en los cajones, en las estanterías, incluso
en las cajas de galletas, la de los zapatos, la de mis paranoias. Me invadió la
desesperación. Pude recopilar unos cuantos, pero no eran suficientes y busqué
debajo de la cama, en los bolsillos de las chaquetas e incluso dentro de los
libros. Apenas encontré alguno más. ¿Dónde estaban mis recuerdos?
Pasó el tiempo y abandoné la búsqueda. Dejé a un lado la
ansiedad y opté por esperar. Tal vez ellos
sean los que acudan a mí.
Los recuerdos siempre están ahí y suelen aparecer cuando uno menos te lo esperas...
ResponderEliminar