Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Ya es mayor y llena de “abueladas”.
Mi madre.
Pelo blanco y marcada cara y esa mirada chica.
Dónde quedó aquellos ojos azulinos, que ni azul ni lino. Gris violáceo eran, recuerdo.
Con sus defectos la quiero, y quién no tiene de eso. Yo, por ejemplo, un ramillete llevo.
El tiempo escrito en la cara;  montones de años.
Está tan viejita la que me parió
Que mayor; madre.
Cande Rguez 2016

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