Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

lunes, 29 de abril de 2024

No hay palabras para describir la alegría y satisfacción que me produjo una chica conversando en la Feria del Libro. Estaba yo con mi novela  “El camino de Miguelina” firmando, como se dice. Lo curioso resultó ser que ella era lectora del libro. Por supuesto, me colmó de  dicha cuando me ofreció halagos de ella. Le gustó y añadió al final que estaba bien escrita.

 ¡Guay!

Yo, una escritora novel, sin más ánimos que los propios. Sin ninguna pretensión sino que la lean, se entretengan, se olviden del mundo mientras Miguelina muestra el suyo, de su mano, a través de su mirada. Pues he de reconocer que me agradó, hacía tiempo que no me exponía como escritora ante las personas y reconforta.

Añadir a mi paranoia, que si hubo alguna vez, que los hubo y unos cuantos momentos, podía pensar que no tenía interés mi novela. No ha hecho falta más reconocimiento que las palabras sinceras de la joven para borrar esa idea.

Siempre hay un roto para un descosido.

Agradecer a los pocos lectores que en algún momento desde que salió “El camino de Miguelina” me han hecho llegar su opinión.

Estoy contenta, no necesito más.


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