Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

viernes, 19 de octubre de 2018


Me eché a reír sola, mientras relajada miraba el techo de la habitación. Estaba oscuro porque era todavía temprano, aunque se podía ver la silueta de la lampara tras la tímida luz. No, no era el sol, hoy estaba nublado y el patio olía a mojado, ese olor a lluvia temprana. La cortina cedía el aroma con elegancia y parsimonia. Era hasta arrullador el movimiento. Todo eso al tiempo que recordé con agrado de ahí mi risa, la casualidad que tienen mis dos amigas. En mis elucubraciones reparé donde las conocí. ¡En el trabajo! Por aquel entonces era La Tesorería General de la Seguridad Social, primero a Mary Amor hace treinta y cinco años y unos menos a Rosa Mary. Entre papeles y archivos.
Hoy antes de comenzar el día, de esos que rememoro la amistad ellas aparecieron.
Con un cariño muy especial amigas.



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