Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

martes, 10 de julio de 2018


Hay veces que uno deja de ser persona y pasa a ser circunstancia. Cuando eso ocurre, como es mi caso, no me reconozco del todo. Entonces, me entra la duda si los demás también perciben esa metamorfosis. Y si eso fuera así, pido disculpas por mis ausencias, por mis cambios de humor, por mi poca paciencia. Pero es lo que toca ahora. El deber por encima de todas las cosas y eso, por un lado me reconforta, pero por otro, confieso que me inquieta, por si el tiempo quiebre las cosas y nada sea ya como antes. Solo me queda tomar fuerzas para continuar en ese sendero de responsabilidad.
Espero regresar algún día a Cande, la de siempre. Quién sabe si puede que sea mañana mismo.
Feliz verano.

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