
15/03/2020
No poder abrazar a mi nieto Samuel, quizás sea el mayor sacrificio que debo pagar, y no veas qué desazón es, pero hay que quedarse en casa.
No niego que me enerva por dentro y también por fuera, ver a esos egoístas andar por ahí, pero espero que pronto entiendan que es un ejercicio de generosidad para el bien común: para todos.
QUÉDATE EN CASA.
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