Taganana.
Fue pasar el túnel y un
torbellino de recuerdos asomaron ante mí. Abajo, se divisaba las casas blancas,
y al fondo el mar. Hacía mucho que no la visitaba en coche. La conozco mejor a
pie, por sus senderos, sus angulosas montañas, sus hermosos paisajes.
De pequeña iba más; es la
tierra de mis padres, hasta que mi madre decidió un no. Ya se sabe, como diría…una
madre influencer.
Pero el recuerdo perdura
y mientras me aferraba al volante para contemplar el valle, sin perder el orden;
Taganana se manifestaba grandiosa. También escuché a mi padre susurrarme al oído
melodías mansas.
No fue hasta llegar al Bar
Casa Picar, que me esperaba mi amigo Carlos, cuando cesó la nostalgia, después, aparecieron los amigos disfrutando del Metra.
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