He desterrado las flores de pascuas rojas.
No deseo ya tenerlas conmigo en
las fechas navideñas. Así de rotunda. De siempre, desde hace mucho tiempo
acompañaron mi casa en diciembre, en cambio, ahora no me resultan
significativas. Todo tiene una explicación, que puede ser convincente o no, en
realidad no me importa, no se trata de justificar mi decisión, sencillamente
necesito desembucharlo.
Así pues, éste diciembre del 2023
no hubieron flores rojas.
Bueno, es sencillo, no tiene nada
de particular, salvo para mí y ese apuro de no dejarlo dentro. Y es que hay
cosas (muchas) que queman por dentro. De modo que siempre por Navidad le
regalaba a mi madre las flores de pascuas rojas o euphorbia pulcherrima, para
darle al texto un toque de ilustración a mi panaroia. Continúo. Ella las recibía
con ilusión y eso me colmaba. No hay mayor alegría que ver a alguien querido
entusiasmado con un regalo tan sencillo. ¿A qué sí? Como iba contando, la
maceta nunca faltó, exceptuando estas pasadas Navidades.
Ella ya no está para disfrutarlas.
He desterrado las flores de
pascuas rojas porque me muestran tristeza.
Quizás, algún día… por ahora las
que entran en casa tienen otro color.
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