Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

viernes, 17 de mayo de 2024

He desterrado las flores de pascuas rojas.

No deseo ya tenerlas conmigo en las fechas navideñas. Así de rotunda. De siempre, desde hace mucho tiempo acompañaron mi casa en diciembre, en cambio, ahora no me resultan significativas. Todo tiene una explicación, que puede ser convincente o no, en realidad no me importa, no se trata de justificar mi decisión, sencillamente necesito desembucharlo.

Así pues, éste diciembre del 2023  no hubieron flores rojas.

Bueno, es sencillo, no tiene nada de particular, salvo para mí y ese apuro de no dejarlo dentro. Y es que hay cosas (muchas) que queman por dentro. De modo que siempre por Navidad le regalaba a mi madre las flores de pascuas rojas o euphorbia pulcherrima, para darle al texto un toque de ilustración a mi panaroia. Continúo. Ella las recibía con ilusión y eso me colmaba. No hay mayor alegría que ver a alguien querido entusiasmado con un regalo tan sencillo. ¿A qué sí? Como iba contando, la maceta nunca faltó, exceptuando estas pasadas Navidades.

 Ella ya no está para disfrutarlas.

He desterrado las flores de pascuas rojas porque me muestran tristeza.

Quizás, algún día… por ahora las que entran en casa tienen otro color.

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