Mis pasos son lentos. Lo sé. Pero me acompañan los sueños, los creados con cimientos de intenciones. Si bien, el desaliento (la mueca) apareciera con el propósito de frenar mi ritmo, lo ignoraré y continuaré. Así pues, pese a no saber donde está la meta, miraré hacia el horizonte para proseguir mi rumbo: la vida.

sábado, 3 de marzo de 2018


Creo que fue en un cumpleaños, pero no estoy segura porque mi memoria es impresentable, pero algo especial sí que era. Apareció con un regalo, una caja blanca, inmaculada. Siempre me sorprende con cosas así, cuando menos te lo esperas te saca una amplia sonría, sea con un cortado en la cama o un chiste malo que tiene después que explicar. Esta vez, la sonrisa brotó al abrirla. Un bolígrafo, un Faber Castell tan bonito que se multiplicó la alegría, sobre todo porque el motivo no era otro que escribir mi primera dedicatoria en un futuro libro. Algo que para ese entonces me parecía lejano y por qué no decirlo, casi imposible – pero eso es otra historia− Claro, de eso hace unos cuantos años y me hizo gracia, pero lo he guardado en la cajita virginal a la espera.
Y ocurrió.

2 comentarios: